Hace 30 años que se aprobó la
convención contra la tortura, pero como reveló el informe del Senado de EE.UU.,
estas prácticas continúan. Según Amnistía Internacional, a veces con ejemplos
siniestros.
Tenazas, martillos, embudos… el
ser humano parecer ser bastante creativo a la hora de torturar. Curiosamente,
estos métodos permanecen inmutables a lo largo de la historia, aclara Barbara
Hohl, responsable de una acción de protesta en Berlín apodada “Tienda de la
Tortura”, organizada por la organización pro derechos humanos Amnistía
Internacional.
Al igual que en una tienda común,
en la instalación se muestran objetos como los mencionados acompañados por
tarjetas que explican cómo se utilizan en 141 países. “Queremos despertar la
sensibilidad del público durante las compras navideñas”, explica Hohl. “Se
utilizan objetos del día a día en todo el mundo. Algo demasiado fácil y
barato”, continúa la activista.
La tortura es también el tema
central de Maria Scharlau, experta de Derecho Internacional de Amnistía
Internacional. “Hace 20 años se aprobó la convención contra la tortura de la
ONU y nunca terminó de aplicarse del todo”, dice con motivo del Día Internacional
de los Derechos Humanos (10 de diciembre). Para ella, la lucha contra la
tortura es uno de los pilares de su trabajo en la organización: “La tortura es
un ataque directo a la dignidad humana”.
Según sus estudios, los peores
son los países que tienen una legislación ejemplar y, aun así, siguen aplicando
estas prácticas inhumanas. Por ejemplo Filipinas, donde la policía usa técnicas
como electroshock, ejecuciones simuladas, golpes o violaciones y casi nunca se
persigue a los torturadores, aclara Scharlau.
Según una encuesta de Amnistía
Internacional entre 21.000 encuestados de todo el mundo, el 40% afirmó que
podría sufrir torturas si fuese apresado en su país. Este miedo es sobre todo
dramático en Brasil (cuatro de cada cinco personas) y México (dos tercios). Sin
embargo, las prácticas más siniestras se registran en Corea del Norte,
Uzbekistán y Siria, mientras Turquía mostró un gran avance pese a que en las
instituciones penitenciarias siguen produciéndose muchos casos de abuso.
Sobre Alemania, también el 3% declaró tener
miedo a la tortura. “Aquí es más un abuso de autoridad”, aclara Barbara Hohl. A
diferencia de la tortura, el móvil no sería obligar a hacer una declaración.
“Muchos de los policías que lo practican sufrieron abusos durante su formación.
Hay una especie de cultura de la violencia que propicia comportamientos como
estos”, aclara la directora de la campaña. A veces porque la policía actúa bajo
presión y otras porque se permiten métodos inhumanos en nombre de la seguridad pública.
Un mal ejemplo al respecto son
los métodos de interrogatorio aplicados por Estados Unidos en la lucha contra
el terror. Aunque se publicó un informe sobre las prácticas de la CIA, los
activistas de Amnistía creen que no se produjo un cambio real de actitud. Sigue
relativizándose y no se termina de superar, dice Maria Scharlau: “El anuncio de
Obama (acabar con los interrogatorios en 2009) fue una señal. La nación tiene
que mirar hacia adelante”.
Para la experta en derecho, Alemania
tampoco es el mejor ejemplo ya que debería tomar una posición clara sobre el
tema. Scharlau se refiere como ejemplo al acuerdo de seguridad que actualmente
se negocia con México: “Todavía se necesita negociar más e incluir una cláusula
pro derechos humanos”, concluye la experta.
Más información: http://www.dw.de/la-tortura-contin%C3%BAa-siendo-un-fen%C3%B3meno-global/a-18119453