jueves, 28 de mayo de 2015

EL PRECIO DE PROTESTAR

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Desde hace años, muchas personas que se manifiestan en las calles pagan un alto precio por defender sus ideas. O bien resultan heridas tras la actuación de la policía, o son maltratadas en centros de detención o les imponen multas, difíciles de recurrir, por participar en una manifestación pacífica.

“Dos personas me empujan contra la pared y me tiran al suelo. Me sacaron fuera y se identificaron como policías. Me dijeron que estaba detenido porque había intentado agredir al consejero de Sanidad. Si no fuera por las imágenes, tendría serios problemas. [...] La policía sabe que debido a sus acusaciones falsas uno puede pasar todo el día detenido y nadie será responsable por ello. Que te detengan es una experiencia muy negativa. A nadie le gusta estar detenido, el miedo que pasas, que tus jefes piensen que has agredido al consejero, que tus amigos piensen que has agredido a alguien. Tras todo esto vas con mucho miedo, vas con más cuidado, mis amigos y mi abogado me aconsejan que no vaya a los escraches y que en los desahucios no esté en primera línea.” Jorge, auxiliar de enfermería en un centro de salud de Madrid.

“Me trataron de apretar los huevos y la garganta, se veía que disfrutaban de hacerme daño […]. Había cristales de botellas rotas y me tiraron encima a propósito; así me corté el pecho y empecé a sangrar.” Leandro Acosta, músico de 19 años de doble nacionalidad española y uruguaya.

“Quieren acabar con el liderazgo de los movimientos sociales […]. Yo sigo acudiendo a manifestaciones y otras actividades. Me dijeron que pagaríamos la multa solidariamente, pero hay mucho miedo porque la gente no puede hacer frente a las multas. La represión de baja intensidad está haciendo mucho daño […].” María (nombre ficticio), de 49 años, multada con 1.000 euros por formar parte de la organización de la Coordinadora 25-S Rodea el Congreso.

“Me había separado un momento de mis amigos, cuando se me acercó una policía rubia y me dijo: ‘Fuera de la plaza’, y me empujó. Le contesté: ‘Ahora voy, antes voy a buscar a mis amigos’. En ese momento, me agarraron, me tiraron al suelo y me arrastraron. El atestado policial dice que me resistí a la autoridad y que me negué a identificarme, pero no es cierto.” Elena (nombre ficticio), 24 años, celebraba el primer aniversario del 15-M en Madrid.

Más información: http://amnistiainternacional.org/la-revista/214-revista-n-123-julio-septiembre-de-2014.html

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